El pasado ocho de diciembre el Santo Padre me nombró Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. Recibí esta noticia con gran emoción.
Enseguida me llegaron numerosas felicitaciones del Gran Magisterio, de Lugartenientes de todos los lugares, de Caballeros, Damas y clérigos.
Deseo agradecer a cada uno la atención y consideración que me han dispensado. Deseo expresar un agradecimiento especial a Su Eminencia el cardenal O’Brien, Gran Maestre emérito; pienso en su servicio de alta calidad ejercido con generosidad durante estos años de sabia y muy competente dirección.
Aprovecho la ocasión de este primer saludo, queridos miembros de la Orden, para dirigirles a todos ustedes mis mejores deseos para esta Navidad: que este sea un momento privilegiado de reflexión sobre nuestro encuentro con la humanidad divina de Jesús que aparece en Belén y que nos dejemos sorprender una vez más, con la misma fascinación que los Reyes Magos y los pastores. Belén y Jerusalén son los dos polos que contienen el misterio de nuestra fe.
¡Feliz Navidad y Próspero Año 2020!
(18 diciembre 2019)
Fernando Cardenal Filoni