Un nutrido grupo de Caballeros, Damas y Caballeros Eclesiásticos de la Lugartenencia asistió el pasado sábado 30 de octubre a la solemne Misa celebrada en la Basílica-Catedral de Santa María de Tortosa en la que se beatificaron cuatro Sacerdotes Operarios Diocesanos, martirizados durante la persecución religiosa que se desató en el marco de la pasada guerra civil española de 1936-1939.
Uno de ellos era Manuel Galcerá Videllet, nacido en Caseres (diócesis de Tortosa y familiar directo de la Dama de Encomienda Ilma. Sra. Dª Librada Tarrago Galcerá). Además, beatificaron también a Francisco Castor Sojo López, Millán Garde Serrano y Aquilino Pastor Cambero.
El acto estuvo presidido por el representante de Su Santidad el Papa Francisco, el Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Marcello Semeraro, Cardenal Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que estuvo acompañado por una treintena de prelados (cardenales, arzobispos y obispos), así como también por varios sacerdotes de la diócesis, Sacerdotes Operarios Diocesanos y más de 60 seminaristas venidos de diferentes lugares de España y Portugal.
El acto terminó con el himno a Nuestra Señora de la Cinta, patrona de Tortosa y de su catedral.
Seguidamente, un breve apunte biográfico de Manuel Galcerá Videllet:
Nació el 8 de Julio de 1977 en Caseres, provincia de Tarragona, diócesis de Tortosa. Realizó sus primeros estudios en el Colegio de San José de Tortosa, terminándolos en el seminario de Zaragoza. Obtuvo el Doctorado en Teología. Desde tiempos de estudiante gozó de fama de hombre de “no común talento”. Poseyó gran caudal de ciencia. Hablaba alemán, inglés, francés e italiano, además de sus lenguas maternas. También enseñó hebreo en Cuernavaca. Dedicó toda su vida a la formación de futuros sacerdotes en diversas diócesis españolas y americanas como prefecto, profesor, administrador y vicerrector en Roma. Apacible de carácter y bondadoso, supo santificarse con la suprema ciencia de la humildad y sencillez. El 20 de julio de 1936 estaba destinado en Baeza, cuando estalló la revolución y fue clausurado violentamente el seminario. D. Manuel Galcerá se refugió en casa de una familia amiga del seminario. El 28 de julio fue conducido a la cárcel del Ayuntamiento y el 3 de septiembre, de madrugada, martirizado en el término municipal de Ibros, a 9 kilómetros de Baeza. Sus restos se hallan en la cripta de la catedral de Baeza.