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El 26 de julio, una representación de la Orden, encabezada por S.E. el Lugarteniente y expresamente invitada por el Arzobispado, asistió a la Misa funeral celebrada en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona en sufragio por las víctimas del Covid-19 y por los fallecidos durante el tiempo de confinamiento, por los que en su momento no se pudieron celebrar las exequias.

La celebración, presidida por el Arzobispo de Barcelona, el Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan José Cardenal Omella Omella, se ha hecho coincidir con la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús y por ello patronos de todos los abuelos y ancianos, con quienes tanto se ha ensañado el Covid-19 en nuestro país.

Entre los invitados, se encontraban familiares de los fallecidos, representantes del ámbito sanitario y socio-asistencial, de los servicios de emergencias, hosteleros y voluntarios.

En su homilía, mons. Omella pidió “a quienes tienen poder en este mundo, a las asociaciones, a los políticos y a los gobernantes que aúnen fuerzas”. El Cardenal-Arzobispo añadió que “son tiempos de tender las manos para acariciar, para perdonar, para acompañar, para caminar juntos y tratar de evitar más sufrimientos, para hacer frente juntos a la crisis económica y social que se nos avecina. Son tiempos de perdón y de mirar al futuro aprendiendo de los errores”.

En el acceso al templo y durante la ceremonia se observaron estrictas medidas sanitarias, incluyendo la toma de temperatura, el uso de mascarilla, la distancia entre los asistentes y la limitación del aforo a menos del 25%.

 

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