En todas las Lugartenencias de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro, la fiesta de Nuestra Señora, Reina de Palestina, es celebrada con alegría en torno al 25 de octubre, fecha exacta de la fiesta según el calendario litúrgico.
Fue el Patriarca Luigi Barlassina (1920-1947), con motivo de su entrada solemne en la Basílica Catedral del Santo Sepulcro, el 15 de julio de 1920, y de la consagración de la Diócesis a María, cuando la invocó por primera vez con el título de “Reina de Palestina”.
El vínculo particular de Nuestra Señora, Reina de Palestina, con la Orden de Caballería del Santo Sepulcro remonta al pontificado de san Juan Pablo II. En 1983, 50 años después de la institución de la fiesta, san Juan Pablo II – dirigiéndose a los Caballeros y Damas de las Lugartenencias de Italia septentrional y central – les exhorta a ser testigos de Cristo en la vida diaria y continuar la obra de la Orden en Tierra Santa bajo la protección de Nuestra Señora.
Como es tradicional y por octavo año consecutivo, la Delegación de Tarragona de la OESSJ celebró el viernes día 16 de octubre la fiesta de nuestra patrona la Virgen de Palestina en el altar mayor de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Tarragona y Primada con una solemne Santa Misa oficiada por el Ilmo. y Rvdmo. Josep Queraltó Serrano que ostentaba la representación oficial Arzobispo Metropolitano y Primado de Tarragona, acompañado por el Ilmo. y Rvdmo. Joaquín Gras Minguella como maestro de ceremonias eclesiástico, miembro de la Orden, y asistido por el Rvdmo. Estanislao Figuerola Güal, diácono y neófito.
Presidió la ceremonia el Exmo. Sr. Juan Carlos de Balle Comas, Lugarteniente de la España Oriental de la OESSJ. junto con la Delegada de Tarragona, Ilma. Sra. M. Mercè Martorell Comas y acompañados por un nutrido grupo de Caballeros y Damas de la Delegación. La celebración contó con una notable asistencia de simpatizantes. La parte musical estuvo a cargo del maestro y compositor Juan Enric Peris Vidal autor de los “Goigs en Honor de l´Orde Eqüestre del Sant Sepulcre de Jerusalem” que des de el órgano mayor de la Catedral acompañó la Santa Misa y el posterior concierto, terminando con la procesión de salida de los miembros de la Orden al son del Himno Pontificio.