Historia de la Orden
Los orígenes de la Orden permanecen oscuros, aunque una tradición sin fundamentos documentados los sitúan en la primera cruzada. De hecho los primeros documentos evocan una investidura de Caballeros llamados del Santo Sepulcro están fechados en 1336. Desde que la existencia de la Orden es atestiguada por estos documentos históricos, es decir desde el siglo XIV, los papas han manifestado progresiva y regularmente su voluntad de relacionar jurídicamente su organización con la Santa Sede.
La Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, en efecto, ha gozado siempre de la protección de los soberanos pontífices que, a lo largo de los siglos, la han reorganizado ampliando y enriqueciendo sus privilegios. Clemente VI les confió a los religiosos franciscanos el cuidado de servir al Santo Sepulcro en 1342, pero era en la época en la que los Caballeros eran los únicos que podían armar caballero a otros miembros de la Orden. Alejandro VI se declaró moderador supremo de la Orden en 1496 y delegó a los franciscanos el poder de otorgar la caballería a los nobles y gentileshombres en Tierra Santa (poder de cruzamiento). La confirmación verbal, o por bula, de este privilegio franciscano fue renovado desde León X, en 1516, hasta Benedicto XIV en 1746, hasta el restablecimiento del Patriarcado latino de Jerusalén por Pío IX en 1847.
La delegación pontifical fue entonces transferida al Patriarca, luego, en 1868, Pío IX hizo conocer ampliamente la refundación de la Orden a través de cartas apostólicas. La caballería se abrió con la creación de las Damas del Santo Sepulcro gracias a León XIII, en 1888. Pío X decidió en 1907 que el Papa tuviera a partir de entonces el título de Gran Maestre de la Orden.
En 1932 Pío XI aprobó los nuevos estatutos y permitió a los Caballeros y Damas que fueran cruzados en sus lugares de pertenencia y no solamente en Jerusalén. Pío XII nombró un cardenal como Protector de la Orden en 1940, después centralizó la organización en Roma, dentro del marco del Gran Magisterio, nombrando Gran Maestre al cardenal Canali. Juan XXIII aprobó en 1962 los nuevos estatutos presentados por el cardenal Tisserant.
Con la renovación conciliar Pablo VI publicó en 1977 nuevos estatutos, después Juan Pablo II concedió a la Orden la personalidad jurídica vaticana. Hoy la Orden desea favorecer aún más el compromiso de sus miembros en las Iglesias locales para su santificación. Es la causa esencial y profunda que ha motivado el nuevo examen de los estatutos durante la Consulta de 2013 y la aprobación de unos nuevos estatutos en 2020.