Este año quedará seguramente en la Historia como un año verdaderamente histórico, uno que alteró la vida, como la conocíamos, alrededor del mundo, debido a la pandemia del Covid-19 y nos obligó a todos nosotros a aceptar una nueva normalidad, cuyos parámetros todavía se están elaborando. Fue el año de los cierres, que pusieron de rodillas a las economías en todo el mundo, cerró las escuelas para decenas de millones de estudiantes, cerró fronteras y aeropuertos y mantuvo a la gente más cerca de sus hogares.
Todos nos hicimos profesionales de las reuniones virtuales y en un mejor uso de las tecnologías disponibles para trabajar, enseñar y aprender, para hacer negocios y para rezar. La Humanidad se tuvo que adaptar y nosotros, en la Tierra Santa, habiendo pasado muchas crisis a lo largo de nuestra historia, nos adaptamos posiblemente mejor que los demás.
En el ámbito humanitario, el sufrimiento se multiplicó exponencialmente y tuvimos que ajustar nuestros esfuerzos para llegar al mayor número posible de personas, que estaban padeciendo las consecuencias de la pandemia. Los principales programas de apoyo continuaron ininterrumpidos e incluso aumentaron, incluyendo nuestras medicinas, urgencias médicas, apoyo educacional, asistencia social, apoyo a refugiados y migrantes, creación de puestos de trabajo en Gaza y apoyo a las comunidades marginadas de Jerusalén – Este. Además, y gracias a la generosidad sin precedentes hacia los dos llamamientos efectuados en mayo, pudimos ayudar a miles de familias en sus necesidades humanitarias básicas y en apoyo para la matriculación de sus hijos. Fue reconfortante ver como llegaba la ayuda desde todos los rincones del mundo en auxilio de sus hermanos y hermanas de Tierra Santa, a pesar de sus propias dificultades en casa. Seguimos siendo una prioridad para muchos!
En cuanto al pilar educacional del Patriarcado Latino de Jerusalén, continuó el proceso de enseñanza y aprendizaje para los 20.000 estudiantes que asisten a 44 escuelas en Jordania, Palestina e Israel, gracias a la dedicación de más de 1.795 empleados que trabajaron muy duro para adaptarse a la enseñanza en línea, casi de la noche a la mañana, sin mucha preparación, volver después a un sistema modificado de educación presencial y posteriormente ajustarse otra vez a una combinación de enseñanza mixta presencial y en línea. A pesar de las muchas deficiencias infraestructurales, la falta de medios adecuados y de formación, hicieron un esfuerzo heroico para adaptarse continuamente para dar servicio a sus estudiantes. Tener que lidiar con tres gobiernos y con reglamentos conflictivos no ayudó y, a pesar de ello, con la Gracia de Dios, todo pudo resolverse al final.
Las actividades pastorales continuaron a diferentes niveles, dependiendo de las reglamentaciones gubernamentales, que nos parecieron más estrictas en Israel que en las vecinas Palestina y Jordania, donde rigió una semi-normalidad. Las actividades que afectaban a grandes números de personas fueron todas restringidas, incluyendo las actividades de los campamentos de verano, grandes celebraciones por fiestas mayores, bodas y funerales. Sin embargo se pudo mantener el contacto entre los sacerdotes y los fieles, y se
organizaron muchas actividades en línea, incluyendo la transmisión de misas. Por lo tanto, hacía falta flexibilidad a medida que se desarrollaba el año y todos nos tuvimos que adaptar. Lo que fue verdaderamente triste fue ver las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén vacías durante la Semana Santa y las celebraciones de Pascua. Ahora, conforme nos preparamos para la Navidad, están de moda las iluminaciones de árboles virtuales y parece que la tradicional procesión a Belén, Misa del gallo y todos los demás servicios sufrirán limitaciones. Esta será una oportunidad para que nos concentremos en el simbolismo del Nacimiento de nuestro Salvador, más que en los aspectos comerciales o las celebraciones sociales.
Según nos acercábamos al final del año, fuimos muy felices de conocer la decisión de Su Santidad de nombrar al Arzobispo Pizzaballa como el Décimo Patriarca Latino de Jerusalén, desde el restablecimiento del Patriarcado Latino en 1847. Una decisión histórica y una decisión que reconoce los éxitos que ha tenido, a lo largo de los últimos cuatro años, como Administrador Apostólico, en el liderazgo de la restructuración administrativa y financiera del Patriarcado Latino, solucionando el enorme déficit que le afectaba. Por ello, su nombramiento asegura que todo el gran trabajo, de los últimos cuatro años, seguirá sin interrupciones y sin demoras para conseguir que el Patriarcado Latino de Jerusalén del futuro se establezca sólidamente, desde una perspectiva financiera y administrativa, para hacer frente a los muchos desafíos que aún quedan. Sus prioridades se moverán ahora hacia las actividades pastorales y la formación en la fe. Una nueva era está a punto de comenzar para la Iglesia de la Tierra Santa y todos nos sentimos privilegiados y honrados de ser parte de ella. En su homilía durante la primera Misa Pontifical, hace unos días, en el Santo Sepulcro, Su Beatitud fijó el escenario para todos diciendo: “Queremos emprender el viaje juntos. Nadie, ningún grupo, ninguna institución tiene todo lo que hace falta para servir a la Iglesia. Pero, al mismo tiempo, cada uno es necesario. Solo juntos podemos sostenernos uno al otro. Cada uno tiene su propio trabajo, su propia función, su propio servicio, su propia identidad… pero todos trabajamos juntos para el servicio del Reino”. Bellas palabras de nuestro nuevo, humilde y sabio Patriarca.
Para cerrar, permitidme que extienda nuestra gratitud y reconocimiento a nuestros generosos donantes de todo el mundo, y de una forma muy específica a todos aquellos que nos han ayudado tan extraordinariamente en los dos llamamientos, por su generoso apoyo moral y financiero, sin el cual nuestro trabajo habría resultado imposible. Aprovecho esta oportunidad para desearos a vosotros, y a vuestras familias y amigos, una Feliz Navidad, con nuestros mejores deseos para el Nuevo Año. Que el 2021 vea un rápido final a la pandemia y a los sufrimientos globales que ha infligido. Tenednos en vuestras oraciones.
Sami El-Yousef
Director ejecutivo
10 de diciembre de 2020