En una conferencia en línea, el administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Monseñor Pizzaballa, describió el escenario actual en el Oriente Medio, recordando las dificultades existentes y señalando el camino hacia el futuro: «Es necesario crear confianza. El muro es también un signo de la falta de confianza».
El Palazzo della Rovere en Roma, sede del Gran Magisterio de la Orden del Santo Sepulcro, fue el escenario de la conferencia online sobre el tema «Tierra Santa y el Medio Oriente». Actualidad y posibles perspectivas». La iniciativa fue promovida por el Gran Maestre de la Orden, el Cardenal Fernando Filoni, en el marco de las celebraciones de la fiesta de Nuestra Señora de Palestina, patrona de la Orden del Santo Sepulcro, el 25 de octubre. Respondiendo a las preguntas del periodista de la Rai Piero Damosso, el administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Monseñor Pierbattista Pizzaballa, enmarcó el escenario actual en el Medio Oriente con estas palabras.
«El acuerdo entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, con la mediación de Trump, ha aislado aún más a los palestinos. La cuestión israelí-palestina hace tiempo que está fuera de la agenda pública internacional. Los palestinos ya llevan bastante tiempo aislados. Ahora, incluso comparado con el mismo mundo árabe, están aún más aislados. Debemos preguntarnos cómo avanzar, cómo continuar. Hasta que no haya una solución clara y digna para el pueblo palestino, no puede haber estabilidad en Oriente Medio. Además, la questión palestina se inserta en un contexto medio oriental de gran transformación: la cuestión libanesa, la siria y el intervencionismo de Erdogan dejan muy claro que las estructuras en todo el Oriente Medio están cambiando. Los grandes «jugadores» son Turquía, los Emiratos, Arabia Saudita e Irán. Luego están Rusia, Estados Unidos y China. El Líbano y Siria – también Irak – se encuentran como el campo de batalla». Y Europa -agrega- tan inmersa en sus propios problemas, parece haber olvidado la agenda internacional.
Solución dos pueblos, dos estados: hoy en día es más difícil
A esta fotografía sobre la compleja realidad de Oriente Medio, Monseñor Pizzaballa añadió una consideración sobre la solución «dos pueblos, dos Estados»:
«Es muy difícil decir que ‘dos pueblos, dos estados’ no es una solución más factible. Al mismo tiempo uno se pregunta cómo se puede hacer» porque en este momento «no hay diálogo entre las partes». Israel y Palestina no se han hablado durante años y hay una falta de confianza. En realidad, la comunidad internacional de hecho no está presente, por lo que estamos asistiendo a una situación de suspensión, de espera». Así que el camino está ahí, pero técnicamente no parece viable. Para alcanzar la paz que hoy parece una utopía, por lo tanto, «hay que trabajar tiempos largos».
El futuro se construye sobre la confianza
Pero la utopía vinculada al presente no puede impedirnos construir el futuro. Y el futuro de Israel y Palestina, dijo Monseñor Pizzaballa, necesita sobre todo un «pegamento»:
«Hay necesidad de construir la confianza entre las dos poblaciones, que no existe en este momento.» «El muro que está ahí y que divide, es también un signo de la falta de perspectivas: necesitamos gestos que reconstruyan gradualmente la confianza, y esto no sucede entre de un día para otro, también requiere visión y liderazgo. Hay que empezar de nuevo, teniendo en cuenta las lecciones del pasado, incluyendo los fracasos, los fracasos de Oslo y los diversos acuerdos. Y esto llevará tiempo.
Con la pandemia la economía palestina es más frágil
El administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén también recordó que, al principio, la pandemia afectaba al Oriente Medio mucho menos que a Europa. Luego hubo una ola más preocupante. Además de la emergencia sanitaria, con las fronteras cerradas, hubo una emergencia social y económica. Particularmente en la realidad palestina, la más frágil económicamente, se creó una situación muy difícil para muchas familias. También en Jordania, recordó Monseñor Pizzaballa, ha habido un preocupante empobrecimiento de las familias. «Fue un golpe muy duro del que no sabemos cómo saldremos». «Hemos entendido que el virus no hace distinciones: afecta a todos». En el Medio Oriente el cierre de iglesias, sinagogas y mezquitas fue «difícil de digerir» porque en esta región del mundo el culto y la oración son aspectos importantes de la vida social.
La «hermandad» para salir de la crisis
La crisis actual presenta muchas dificultades, pero también puede «convertirse en una oportunidad si se aprenden las lecciones». Puede ser una lección, añadió, «si aceptamos la idea de que somos hermanos unos de otros, que debemos vivir juntos» y construir » tramas de vida común también en el tejido social, religioso». En Tierra Santa, judíos, cristianos y musulmanes, recordó, siempre han vivido juntos. La Tierra Santa siempre ha conocido la convivencia, el estar juntos, pero también muchas dificultades. En un plano más amplio e institucional, tal vez exista una dificultad constituida por prejuicios y estereotipos. Acontecimientos como el de 2019 en Abu Dhabi, con la firma de la declaración del Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común, y el vivido ayer en Roma «Nadie se salva solo», promovido por la Comunidad de Sant’Egidio, deben ser llevados a las realidades concretas del territorio.
El diálogo es compartir
El diálogo, dijo Monseñor Pizzaballa, «se construye sobre la vida que se comparte juntos». Se construye en la realidad cotidiana. Refiriéndose a la encíclica del Papa Francisco «Fratelli tutti», el administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén finalmente subrayó que la esperanza de la fraternidad debe superar las presiones del individualismo. Y es precisamente esta – la fraternidad – la forma de abrir el canal de diálogo, de construir el futuro.