De Nazaret a Jerusalen, pasando por Canáa, el lago de Tiberíades, Cafarnaun, Jericó, Belén o Magdala. Este fue el periplo cargado de emociones que realizaron los cincuenta peregrinos de la peregrinación anual a Tierra Santa que organiza cada año la Lugartenencia de España Oriental. A diferencia de otros años que tuvieron un programa más corto, la peregrinación de este año duró siete intensos días. Nos acompañó el Gran Prior, su eminencia reverendísima el Cardenal Lluis Martinez Sistach, quien no sólo ofició la misa en cada uno de los santos lugares, sino que además profundizo con su predicación en el sentido religioso de cada uno de los sitios que visitamos. La peregrinación a Tierra Santa constituye uno de los hitos más importantes en la formación religiosa de una dama o un caballero del Santo Sepulcro, el cual, al menos una vez en la vida, debe visitar los Santos Lugares.
Los peregrinos siguieron un recorrido de norte a sur, empezando por la ciudad de Nazaret, donde empezó el misterio de la redención con el anunció del Angel Gabriel a la Virgen Maria. Fue precisamente la basílica de la anunciacion, donde se encuentran los restos de la casa de María el lugar donde se centró la visita de esta ciudad de Galilea, donde también pudieron visitar la sinagoga donde Jesus empezó su predicación. Desde Nararet también se desplazaron a Canaa de Galilea, donde Jesús hizó su primer milagro, y donde los matrimonios que participaban en la peregrinación renovaron sus votos sacramentales. Las visitas por la región también incluyeron el monte de las Bienaventuranzas (donde Jesús pronunció el sermón de la montaña), el mar de Tiberíades, donde tuvo lugar la multiplicación de los panes y los peces, Magdala, la ciudad de María Magdalena, Jericó, el monte Tábor, donde se transfiguró el Señor, o el monte de las Tentaciones. Uno de los momentos más emocionantes fue la visita al río Jordán donde Juan el Bautista predicaba y donde se bautizó Jesús. Allí los peregrinos también renovaron sus promesas bautismales y algunos se llevaron agua para los bautizos de sus sobrinos o nietos! El agua también fue la protagonista de un baño en las saladas e insumergibles olas del mar Muerto.
Fuera de programa, los peregrinos también visitaron la escuela de Reneh, uno de los centros educativos del Patriarcado Latino de Jerusalén y que se beneficia de las aportaciones de la Orden del Santo Sepulcro. Ver la crónica aquí.
La segunda parte del viaje tuvo a Jerusalén como el centro de las diversas visitas.A la llegada, muchos hicieron una primera oajeada al muro de las lamentaciones, el lugar más santo de los judios. El día siguiente estuvo marcado por la navidad que se acercaba, pues el grupo se desplazó al campo donde los pastores que guardaban sus ganados recibieron el anunció del nacimento del Mesías. De allí a la Basílica de la Natividad, donde besaron la estrella de plata que marca el lugar donde nació el Salvador del Mundo. Cerca de la basília se encuentra también la gruta de la leche, donde segun la tradición una gota de la leche materna que la Virgen daba al niño Jesús, salpicó las parecedes de la cueva que se volvieron blancas.
La peregrinación tuvo su momento culminante con la visita a Jerusalén y la peregrinación por los santos lugares que marcaron los útlimos años de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Visitamos el Cenáculo, la Iglesia de San Pedro Gallicantu (donde el principe de los apóstoles negó a Señor) la via Dolorosa, por la que recorrieron el Via Crucis, y finalmente, la basílica del Santo Sepulcro, centro de la piedad de la Orden. Allí tuvieron el privilegio de poder asistir a una misa junto a la tumba vacía del Señor, que visitaron posteriormente.
Antes de volver desde la capital de Israel, Tel-Aviv, el Administrador Apostolico del Patriarcado Latino de Jerusalén, impuso a las damas y a los caballeros que habían participado en la peregrinación la concha de los peregrinos, que a partir de este momento ya pueden lucir en sus hábitos.