Entre los días 14 y 31 de julio, un grupo de jóvenes de entre 18 y 25 años, provenientes de las dos lugartenencias españolas y acompañados por un sacerdote, un caballero y una dama de la Orden, viajaron a Tierra Santa para tener allí unas inolvidables jornadas de voluntariado.
Allí estuvieron colaborando en dos proyectos. El primero de ellos, del 15 al 23 de julio, radicado en la basílica de Getsemaní (Jerusalén), consistió en dar apoyo a la comunidad franciscana en las tareas de mantenimiento y limpieza del Huerto de los Olivos y su entorno y de vigilancia de los templos asignados. Durante el tiempo libre, los voluntarios pudieron visitar como peregrinos diferentes lugares de sumo interés cultural, histórico y, sobre todo, espiritual: la Basílica del Santo Sepulcro, el Cenáculo, el Muro de las Lamentaciones, el centro histórico de Jerusalén, las murallas y la fortaleza Antonia. Además, pudieron reunirse con el Patriarca Latino de Jerusalén en la sede del Patriarcado.
El segundo proyecto, del 24 al 31 de julio, radicado en Belén y Beit Sahour (Palestina), consistió en prestar apoyo a las hermanas del Instituto del Verbo Encarnado en el cuidado de los niños y en la limpieza y el mantenimiento del Hogar del Niño Dios y de las demás instalaciones en las que las hermanas realizan su admirable dedicación a los niños que, por sus especiales discapacidades, están más necesitados de protección y cuidados.
Con el prisma eminentemente espiritual de este voluntariado, los asistentes han podido ver con sus propios ojos la insustituible labor que realizan en Tierra Santa el Patriarcado Latino y un gran número de instituciones católicas, a las que la Orden tiene el gozo de poder prestar su ayuda económica y espiritual. Con esta experiencia, los voluntarios han podido estrechar lazos entre sí y han podido profundizar en la razón de ser de la Orden y en el sentido de la pertenencia a ella, llevándose consigo el recuerdo de tantos momentos irrepetibles.